Museo de la Catedral de La Paz
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- 21 726.6
Item type | Current library | Call number | Status | Date due | Barcode | |
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Sala Nacional - Biblioteca Mariscal Andrés de Santa Cruz | 726.6/Un385m (Browse shelf(Opens below)) | Available | ANA04664 |
1. Museo de la catedral de La Paz. PRESENTACION. Ha sido deseo permanente de la Iglesia Católica, el mantener, conservar y exaltar el arte cristiano, que a través de los siglos se ha ido produciendo, como uno de los más importantes medios de alabar a Dios, 1a Santísima Virgen y los Santos. Tanto los templos, como los recintos religiosos de todo tip0, sean monasterios, conventos, colegiatas, residencias, etc., en cuanto a la arquitectura religiosa se refiere, han merecido la respetuosa atención tanto de la jerarquía eclesiástica, como la de los fieles, que han visto en ese tipo de recintos no sólo la Casa de Dios, sino también el lugar donde muchos cristianos en vida de ascesis V mística se han ejercitado en la virtud y por ende han llegado a la santificación. Santuarios venerables han ido creciendo a través de la Historia en número, calidad y devoción. Las peregrinaciones que tienen su origen en la lejana Edad Media, han avalado, mejorado y ornado estos centros de excelencia del mundo cristiano, que han sido considerados como lugares de penitencia y consuelo espiritual, donde se han venerado los cuerpos y reliquias de los grandes santos y santas del constelado Cielo Cristiano. Siempre se ha considerado tarea de piedad y de entrega al Altísimo, la vieja tradición de ornar con objetos de culto, costosas preseas, imágenes devotas, cuadros que manifiestan en congelada oración, la petición de intercesión a Cristo, la Virgen y los Santos, por parte de los fieles. Limosnas, donativos, cargos, obsequios, exvotos, hechos muchas veces en dinero o en objetos de arte, han llenado a través de los siglos las iglesias, templos, santuarios, ermitas y otros edificios sacros, de obras de calidad estética que hoy se ofrecen a nuestros ojos como muestra de la honda piedad de nuestros antepasados en la fe. En el caso específico de nuestro país, la fe acendrada de los fie- les tanto de las ciudades, como de las comunidades indígenas en el campo, ha producido en la época colonial un vasto y rico conjunto de objetos de arte que a través de más de tres siglos, se ha acumulado en nuestras iglesias, creando en ellas, un vasto repertorio de formas en alta- res, cuadros, objetos para el culto divino, ornamentos sagrados y otras muestras de gran valor estético que a su calidad artística unen su característica de obras religiosas. Hay que ver en todo este vasto tesoro artístico, la obra de notables artistas en el campo de la arquitectura y las artes plásticas: algunos de ellos fueron indios, otros mestizos, criollos y algunos llegados desde las lejanas tierras de la Madre Patria, En todos ellos siempre estuvo presente, el servicio a Dios y la Iglesia. Baste citar un ejemplo, el del indio escultor Francisco Tito Yupanqui, autor de la venerable y milagrosa Virgen de Copacabana, cuyo cuarto centenario celebraremos en 1983. En el caso de La Paz, ha sido viejo anhelo acariciado por nos- otros, el reunir en un Museo Arquidiocesano el tesoro artístico de la Iglesia, para que pueda guardarse con las adecuadas condiciones de decencia y seguridad que merece. Diversas causas habían impedido hasta ahora nuestro deseo. Sin embargo otras circunstancias favorables, han hecho posible la realización de un Museo menos ambicioso, en Nuestra Catedral de La Paz. Se ha debido en primer lugar a la comprensión y decidido apoyo del Venerable Cabildo Metropolitano, que con ejemplar desprendimiento y diligencia ha provisto el local debajo de la Catedral y ha dado las respectivas facilidades para su ejecución, Por otra parte a la acción eficaz de la Comisión Nacional de Arte Sacro, que como órgano de la Conferencia Episcopal Boliviana, encargada del Arte Religioso, ha realizado los proyectos y se ha hecho cargo de las obras. Todo este buen deseo hubiera sido frustrado a no contarse con la buena voluntad y la caridad generosa de varias entidades. En primer y principal lugar de ADVENIAT, ayuda de los obispos y católicos alemanes, que comprendiendo la necesidad imperiosa de la obra, han dado suma adecuada que ha sido motor principal de la obra. A este debemos añadir la generosa colaboración de la Fundación VIVENTE BALLIVIAN Y ROXAS, que con su desprendimiento ya bien conocido en el país, a través de su Presidenta, Doña Mónica Ballivian de Gutiérrez, ha contribuido también a las obras. Debemos asimismo agradecer la importante y valiosa colaboración del Gobierno Nacional que celoso guardián del patrimonio artístico del país, a través de la Subsecretaría de Cultura, mediante el Dr. Walter Rico Toro, ha otorgado una ayuda financiera, que ha hecho posible la conclusión de la obra. A todos ellos vaya nuestro mayor sentimiento de gratitud, recordando que todos aquellos que con- tribuyen a edificar la Casa de Dios, serán recompensados en el Cielo
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